jueves, 19 de marzo de 2009

"TRES Y DOS" Nico Gómez

(De amor y penas)

BLANQUINEGRO

Aturdido.
Caigo leve en el viento,
como una hoja herrumbrada de tristeza.
Mordido por tu presencia y tu imagen,
me hundo en esta humedad de pájaros,
amordazado y confundido.
¡Qué tus manos de amaneceres
me alcancen al alba,
y las caricias de tu luz
me alumbren las sombras!
Las que también, tú, me otorgas.
Quizá tus dos riberas,
tan lejos o tan cerca,
me deshagan los dolores y los caprichos,
mustios ya en, estos, tus labios blanquinegros.
O tal vez florezcan tus arcángeles de alas entristecidas,
y logren vivir en donde llora el crepúsculo,
para que tus manos puedan alcanzarme al alba,
por donde pasa la vida
y se muere la noche.





DESCOLORIDO

Perdido.
Como una sombra atravesada
por la más oscura noche.
Contra el olvido de los olvidos,
busco rozar tus cabellos, tan finos,
para que florezcan mis sienes,
atragantadas, de frente al abismo.
Deshecho.
En mil campanas de viento
sin el tañir de tus labios,
miro tu imagen de lámpara antigua
cuando mis conciencias apagan mis candelabros;
y más, y más noches
atraviesan mi sombra.
Descolorido.
He escuchado el ángel piel de ámbar
que respira en tus adentros tan frágiles.
Y he entendido la tristeza
de las pedradas de ese tiempo;
(tan ruinosas de afán oscuro)
¡Voy a morir contigo
cuándo los ángeles sin sombra
nos circunden al alba!
Cuándo un pájaro sediento de alas,
nos envuelva.
Adoloridos.




AMORATADO EN TUS HERIDAS

¡Ay, pena entre tus penas apenado!,
pálidos los cabellos en tus sienes,
mirando los silencios con que vienes,
yo callo mi vocablo desolado.

Y veo tus penurias en un costado,
mordido en la humedad que me sostienes;
esas alas del ángel que retienes,
son las alas que te atan a mi lado.

¡Ay, pena entre tus penas, de mi mente!
herida está la herida de tu llanto;
una gota olvidada en una fuente

de agua, con sed de haber bebido tanto;
ahogado en tu presencia tan ausente,
deshecho en tus heridas, te levanto.

(De existencia)


RENEGRIDO

Renegrido.
Y distante.
En este aleteo gigante de ángeles en pena,
una herrumbre triste y grisácea,
me devuelve las hojas amarillentas
de esta noche color nostalgia.

Ese pájaro humedecido de tristeza
es la voz de las penas susurradas
por milenios.
Todas han venido a mi esta noche…
Tras la melancolía,
hay un trino dolido de crepúsculos,
cuando me atrapan,
y soy:
los pájaros,
la humedad,
el trino
y las penas.
Quien sabe por cuantos milenios
de esta noche eterna.
Triturado.
Entre la niebla.




ADAMANTINO

Detrás de Dios no existe dios alterno,
sólo el dolor del tiempo y la distancia,
y un elemento atado a la sustancia
memorizando un cronos de lo eterno.

Detrás de Dios el torso es algo interno
sin ajedrez ni espaldas de ignorancia,
sólo tres frentes de ésa transustancia
sin “un rigor adamantino” externo.

Detrás de Dios no existe lo que cansa,
tampoco un dios midiendo su reverso,
ni en la mejor imagen de esperanza:

no cabe, Dios, en lo fugaz de un verso;
lo que la mente a comprender no alcanza:
detrás de Dios… no hay dios… ni el universo.


Nicolás Gómez (Formosa)
Grupo Literario “Alquímico”











1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué difícil se me hace, después de tanto verso libre, volver al verso rimado. Mourir d'amour n'est plus de mon age, se quejaba un cantante punk en Francia. Algunas joyas para mi oído: "mirando los silencios con que vienes/ yo callo mi vocablo desolado", "deshecho/ en mil campanas de viento". Hay que ser valiente para encarar un soneto, casi tanto como para discutirle a Borges la tesis de que este mundo haya sido creado por un dios subalterno, lo que explicaría bastantes cosas como el hambre, la injusticia, y otras fallitas de la matrix. Suerte que es poesía por donde se lo mire.