no quiso entender que todo el tiempo estuve hablando de ella
así que desgarrando el aire grasoso del cuarto arrojé el libro
por el balcón y éste abrió sus hojas ampliamente
como una paloma dibujada mientras
caía remolinando sobre la avenida 25 de Mayo
mirar ese vuelo fue caer también
deshojándome en mil pedazos
lloviendo en granizos rojos
sobre el asfalto oscuro,
húmedo y malditamente solitario,
y fue seguir cayendo hasta el subsuelo
y fue seguir cayendo hasta el infierno
y fue seguir cayendo
y cayendo
y cayendo
Fernando Acosta (Formosa)
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5 comentarios:
un libro como vehìculo para la caìda libre, de las sin fondo. me gusta la idea. con la velocidad exasperante de johnston, el infierno agudo en los nervios del cerebro
muy usado esto de convertirse en objeto obserbado, en el objeto de obsecion, el ajolote que debe ser cortazar hoy lo podria atestiguar. sin embargo, parece que no se desgasta lo suficiente como para producir un buen texto. simple y a la vez profundo, desafinado y a la vez bello. casi se lo escucha a johnston.
amigo NN, eso es devenir, transmigración o como quieras llamarle, rara vez estamos inventando la pólvora en poesía, sino a cuento de qué seguir escribiendo sobre la vida sobre la muerte sobre el amor. La cosa es que explote de maneras insospechadas, creo yo, y el cóctel con johnston es muy válido, claro que sí
no menosprecio el texto, lo que digo es que la transmigracion, como lo demuestra este texto de fernando, y otras recetas, como la circularidad del tiempo, el sueño que pasa a ser realidad, etc; pueden dar un buen texto cuando son tomadas por manos cuando menos medianamente habiles. quizas yo sea el que interprete mal la metacritica.
gracias por las criticas amigos. concuerdo con la dificultad sino imposibilidad de crear ya cosas nuevas. pero siempre hay contracultores. nuevas miradas. johnston es un ejemplo, y solo un ejemplo.
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