viernes, 14 de octubre de 2011

SINÓPTICO (Nico Gómez)

SINÓPTICO

Causa y consecuencia.
Caos y secuencia.
Accidentes y errores.
Evolución. Creación.
Tesis. Antítesis. Síntesis.
Dolor. Incesante. Si. No. Si.
Eclesiastés 1: 18. Proverbios 22: 12.
Presentimiento. Casual empatía.
Los huesos enjutos de preguntas para mejor no saber.
Ezequiel 37: 1 - 14.
Final Adán-nada… tierra-polvo.
Final Eva - ave… ceniza-vuelo.
Susurros-alaridos en la inmensidad,
(acongojadossinunsólosentido…)Sinunsólopropósito…Soloelvacío.
Cenizas. Vestigios presentes de no poder descifrarlo todo.
Una piedra una luz una cruz un destino. Camino trazado.
Trazando el sueño de la ofuscación.
Predicción - acertijo. Trastornos de una mente colapsada
por el poder que todo lo puede.
Profecía… 1ra de Corintios 12: 8, 10 y 28…
Conjetura… ¿?
Estructura – “…tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo”.
Apocalipsis 12: 14. Daniel 7: 25.
Logaritmo - algoritmo.
Daniel 12: 7 - 13…
Los oídos que no quieren oír y los ojos que no quieren ver.
Mil años. Un día. 2da de Pedro 3:8.
Daniel 9: 27. (9: 20 - 27)
Entonces…
7 años... una semana de años…
Mitad de la semana: Daniel 9: 27.
Apocalipsis 13: 5…
O sea…
Apocalipsis 12: 14. Daniel 7: 25.
Y la otra mitad… Daniel 9: 27.
O …
(“tiempo” x 2) + (“tiempos” x 2) + (“y la mitad de tiempos” x 2) = (2 + 4 + 1) = 7.
7 años faltantes...
O sea… Daniel 9: 27…

Mareaymar olas y agua eltodoylanada. La luz y la sombra sobre la faz.
Amós 5: 8.
Descanso, sueño, dormir. Y no despertar. Advertencia-azar. Azahar y pestilencia.
Reinos y ruinas. Bestias = imperios… Daniel 7: 2 - 7
El que tiene oído, oiga…
6 han pasado, ya. El último está en su apogeo… Falta uno. Apocalipsis 17: 10.
Pero será hasta que… Daniel 8: 23 - 25;
Apocalipsis 13: 1 - 9.
Apocalipsis 17: 12 - 18.
Apocalipsis 13: 10 - 18.
Creer para ver…
O nada.
Isaías 28: 15
Mateo 24: 4 - 24
Segunda de Tesalonicenses 2: 2 - 12
Números o letras. Símbolos-garabatos. Locura-genialidad. Cavernas-sistema.
Apocalipsis 13:18…
Ningunlugar-todosloslugares.
-- Sin señal. Emergencia. No hay señal. -- Daniel 12: 4.
Volveraempezar paravolveraterminar. Volveraterminar paravolveraempezar.
Sólo eso. Eso sólo.
Amor, lo único. Amor. Lenguaje eterno.
Primera de Pedro 4: 8.
Primera de Juan 4: 8…
Y aún gime mi soledad egoísta…
Fe - ciencia. Job 38: 31-33. Proverbios 30: 3 - 5.
Oración - erudición. Ignorancia - conocimiento. Cimiento y descimiento.
Pacienciayesperanza. Terca-desconsolada-frágil-forzada-endeble.
Fe. Violenta. Fe. Mateo 11:12
Pero, fe, al fin.
Hebreos 11:1…
Verparacreer.
No.
Creerparapoderver.
San Juan 11: 40.
Entonces…
Como en el principio…
Nada – Adán.
Polvo-ceniza-vestigios-fragilidad, atacada desde adentro y desde afuera.
¿Entonces?
Oseas 6: 6…
Segunda de Pedro 3: 9…
Una lágrima de sangre que aún espera ver
que la insuficiencia mortal ya no le da la espalda…
Lucas 23: 39 – 43…
Entendimiento. Y extendimiento.
Apocalipsis 3: 17 - 22
San Juan 1: 12…
Romanos 10: 9 y 10
Sólo eso…
Eso sólo…
Sinóptico…


NICO GÓMEZ. Formosa.

viernes, 15 de abril de 2011

A LOS MÚSICOS



Los músicos sisan
Las melodías
Del mundo.

Qué afán provoca
El placer
De la embriaguez
Sinfónica.

Quizás se busque
La sublime perfección
De los sonidos

O aquella voz
Que os diga
La frase celestial.

Sin embargo
En el tiempo del músico
Sólo hay un deseo,
Encontrar las notas
De su alma.

Inmersas
En esa constelación
De armonías,
Primigenio deseo
Del Rey de su autoría.

A vosotros
Que escucháis la vida
Al componer
O al interpretar
Al arte sin igual.


AUTOR: Darío Arístides Molina - "Píndaro"
San Luis, San Luis, Argentina.-
www.abcpoemas.blogspot.com

jueves, 17 de febrero de 2011

JAKÍ KO´IEKEN? (Lanza Aculturada)

JAKÍ KO´IEKEN?

Infiltraste en mi interculturalidad
cual (cuando es por tanto enfrentarte)
no encontré y no te codifiqué.
Imperativismo.
Donde tu conquistador occidental resurge.
Reprime.
Y me fui entre mis orígenes arboladas
para volver en sí.
Y luego te perdí… Llueve lágrimas.
Te percibí entre los ovnis,
mientras subsistía en la naturaleza y en ser politeísta.
Te suplico favor…
que me enamoro de tu gene genesista.
Clona tu sombra para seguirla mutuamente.
Caer como Confusio
y confío citarte por así hacerlo.
Pero no descarto a Descartes.
Primero pienso, luego…
A lo mejor descarte mi humilde casero teorema interdisciplinario.
Tu mundo, mi mundo. Nuestro hogar.
Mis Indias nativas asistematizadas dirían lo primero.
Reclamo tu origen opticoteológico…
y me invade tu big bang.
Me esconderé entre mis supuestos dinofósiles desangrados.
Llora ceniza.
Llora amor anticuado.
Utópicamente, me inspiro,
respiro…
¿Respiras?
Duérmanse.
¡Esclavícenme!
¡Esclavícennos!
¡dioses pintados!
Se desaparecen.
Ja shek (me voy)
Poco ortodoxo.
Se me fue entre atmósferas.
Quetzalcóatl…
Alejandreta…
¡Aleatórense!
Jek jimawek (se fueron).
Arquitectura meganeutrónica.
Eólica oleada.
Jai`guetae` jaim (yo no soy).
Jaishet iecoieken (me destransformo).


Victor Zárate. Formosa.

viernes, 14 de enero de 2011

estúpido cantito para niños

Ella está ahí toda locura y belleza y te dice “sí te metí los cuernos y vos gil, como siempre, me vas a perdonar”. Vos la mirás por atrás del humo del cigarrillo y no sabés cuándo, pero se desnudó de pe a pa: está en la mecedora con las piernas colgando a los lados. Pisás el pucho con el pie descalzo y todo, por el dolor o por la luz del atardecer que entra por la ventana, se puso rojo, no hay otro color en la habitación: sus piernas rojas, sus pechos rojos, sus brazos rojos, su concha roja, su pelo rojo, lengua roja, dedos rojos, uñas rojas, ojos rojos, rojos roja rojo, rojos roja rojo, como en un estúpido cantito para niños se repite en tu cabeza. Te acercás. El “gil” quedó rebotando en las paredes como una danza tribal que se apaga y retoma fuerza, eligió esa palabra y vos sabés por qué. Te acercás más, te acercas despacio como reptando y ya está al alcance de tu mano rojos roja rojo y ella te mira como si te atravesara y con un látigazo de su cuello escupe “gil” de nuevo y las voces que flotaban en la habitación se multiplican, se mueven con desesperación como las patitas de una cucaracha volteada, toman fuerza ensordecedora con este nuevo grito y su voz y su imagen llegan con delay y su cara queda flotando en un abanico de caras que se acercan y se alejan en diferentes tiempos. Rojos roja rojo te sacás el pantalón y la mirás con una rara mezcla de ternura, dolor y rabia, la mirás con algo que se parece al deseo. Ella ríe. No hay juego previo, sólo una embestida y la humedad caliente de su sexo te inunda la ingle, ella ríe con más fuerza como si tu miembro fuera un mal chiste y vos la querés traspasar, empalarla con tu falo y colgarla de la ventana para que todo el mundo la vea. “Enfalarla” decís y te reís vos también mientras embestís con bronca. Rojos roja rojo recordás las clases de machismo de tu viejo con los ojos clavados en sus tetas rojas como si fueran una pantalla de televisión o mejor como si tus ojos fueran un proyector y lanzaras una película sobre sus pechos duros, las clases de tu viejo con tu mamá sonriendo con una sonrisa idiota: él la cojía frente a ustedes mientras les explicaba “las minas son como las chapas: si no las clavás bien se vuelan a otro techo” , “como las chapas” repetía y se reía con orgullo y tu hermano decía en voz baja “como las chapas” como si tomara nota mental de la clase y tu vieja los miraba con la sonrisa idiota clavada en sus labios y los ojos brillantes por el alcohol que decían “no pasa nada, no piensen en esto, piensen en otra cosa, POR FAVOR PIENSEN EN OTRA COSA” y vos la mirabas, mirabas sus tetas perfectas y tu hermano sacaba la pijita con tres pelos que vos conocías, que alguna vez sentiste apoyada en tus nalgas, sacaba la pijita y la pelaba hasta cortar el aire con un chorro blanco y tu viejo reía y vos te mojabas los pantalones. Pestañeás y la imagen se esfuma. La mirás y su risa es la de tu viejo y sus ojos brillantes son los de tu vieja y te das cuenta de que no aprendiste un carajo en las clases y cuando te das cuenta le pegás un cachetazo que explota en su mejilla y sonríe con los dientes rojos por la sangre ahora. “Rojos roja rojo” decís en voz alta y le pegás otra vez y ella grita, se excita y vos embestís con más fuerza y velocidad mientras la golpeás cada vez con más furia, “matar al padre y cojer a la madre” te reís, “matar a la madre y cojer al padre” te reís aún más. Con cada explosión se pone más oscura la pieza como si un interruptor cayera en cada golpe, se pone todo de un rojo espeso como el de la sangre y ya no ves su rostro sólo los dientes que se mueven, no ves tu mano pero ella encuentra sola la cara, sabés que lo hace porque escuchás el estallido y sus gritos de placer y su risa volcánica, “rojos roja rojo” gritás. Tu pene está por explotar y lo hace: acabás como si vomitarás por la pija toda la mierda que aprieta dentro, acabás con ganas de que ese chorro la haga explotar y esparza por toda la casa sus pedazos rojos, hermosas partes de su cuerpo por toda la casa. Te levantás y mirás algo que parece una sonrisa, que es lo único que brilla. Respirás agitado y ella también pero su respiración suena satisfecha. Mirás la sonrisa, idiota. Es roja.

Rojos roja rojo, como en un estúpido cantito para niños.

sábado, 20 de noviembre de 2010

de "decadencia"

MI CHICA DE NEGRO


No sabía que corría de mí. Una de las formas más seductoras para atrapar a alguien es huyendo. De atrás le miro las caderas, el pelo como una flama negra negrísima, su mirada forzada hacia un costado u otro que no me deja adivinarle del todo la cara. Venía apurando los últimos tragos del frizzé que bebía escondido, es una bebida de maricones y no había otra en la heladera. La televisión no me dejaba pensar, cumplía a la perfección su cometido. Estaba en el living ese tirado mirando sobre mi panza un programa que hablaba de otro programa, fumé cigarrillos y me toqué un poco para confirmar nuevamente que había olvidado como era una erección mía, luego la chica de negro que pasa como un espectro por mi ventana, mira con esos ojos que me ponen nervioso y corre casi sin tocar el suelo. Ahí va adelante, corro un poco, me agito y tomo el frizzé como agua y tiro la botella creo que a la calle. Recuerdo un video de Richard Ashcroft que va atropellando a personas por la calle sin mosquearse, ahí adelante va mi chica de negro como un fantasma casi atravesando a las personas y me impulso, siento que se me esta parando y la corro, atropello personas, los perros tratan de morderme, paso primero que los ciclistas con calzas, piso charcos, soretes, flores que con tanto esfuerzo cuidan. Y ella, va como una bandera. Me detienen dos policías chica de negro, me piden documentos que no tengo chica de negro y vos te alejas cada vez más, un velo negro partiendo el mediodía, les paso mi billetera vacía a los policías para que intenten encontrar algo que me identifique, les sugiero los boletos de colectivo. Cuando van entusiasmados buscando en el abismo de mi billetera de cueroplebe escapo con los últimos esfuerzos de mis pulmones amarillos, mi calva brilla como un espejo y mi largo mechón que la cubre como crin revuela y voy a alcanzar a mi chica de negro que esta cada vez más cerca, atropello a todos, empiezan a sonar violines, ni los policías me alcanzan y cuando siento la tersura de sus cabellos en las puntas de mis dedos estirados alguien me detiene de las piernas y me derrumbo como un globo lleno de agua, alto policía mi chica de negro se escapa entre la gente entre la sombras del mediodía, ya es un puntito negro y nunca supe como era su cara, señor policía, pero corría de mi, eso se lo aseguro.



fernando acosta

jueves, 9 de septiembre de 2010

EL REMERO DEL MAR MUERTO

Un remero navega por el mar muerto,
En la brizna soledad,
Del tiempo detenido.

A lo lejos, atisba un montículo
Pero antes,
Debe cruzar esas aguas
Rosadas por la sangre.

Mira a los costados,
Mira hacia arriba…
Se percibe perdido en la nada,
En la profundidad misma
De su muerte.

Un remero navega
Por las aguas del mar muerto,
Siente la nostalgia en sí mismo
Y decide hundir su barca.



Autor: Darío Arístides Molina - “Píndaro”

miércoles, 14 de julio de 2010

trip (fragmento)
a eugenia
*
ni siquiera eso: ni siquiera viento, ni siquiera voz, ni siquiera, miro la calle como una infinita madrugada

*

afuera veo a los perros que ladran perros me llamo fuerte encallar en una esquina como en una isla desierta en medio del océano

*

sólo dos líneas: el frio es blanco como los ojos de mi madre que viene a visitarme de vez en cuando en un sueño

*

y quien era yo sino el que silbaba ente las guayabas a la noche siempre de noche, mis hijos corrían despavoridos bajo la pollera primaveral de mi hermana y la tocaban, y sus risas chocaban los arboles como el viento y yo silbaba, para que no vuelvan a salir de ahí, de donde siempre quise estar de alguna forma.

*

la felicidad no tiene estación no tiene color no tiene clima no tiene edad no tiene sueño no tiene infancia no tiene enfermedad no tiene sexo no tiene distancia no tiene años no tiene muerte no tiene tiempo no tiene imagen no tiene ojos no tiene sol no tiene nieve no tiene rutas no tiene altura no tiene aire no tiene noche no tiene hambre no tiene

*

Hay imágenes que no cesan:
Viel y sus piernas de camilla
Viel y sus piernas de camilla
Viel y sus piernas de camilla
Viel y sus piernas de camilla
Viel y sus piernas de camilla
Viel y sus piernas de camilla


*


Vos tenés la culpa de todo (gracias:)




*
Nos soñé desnudos casi comiéndonos en una habitación
de una casa de mi infancia
todo era distinto menos vos y yo
y fue como una larga y placentera pesadilla
compartida


*


vos eras el río. yo un pequeño duende caminando el mural del puerto, pateando la basura, columpiándose con el viento en los rincones. Toda la siesta como brazos abiertos, todo el viento desenredaba los pasos, barría los puentes, empujaba las canoas. quién sabrá desde cuando se esta soñando este sueño

Te miro sentada en las escaleritas de la rivera hipnotizada por el movimiento marrón del agua, el viento no te deja fumar tranquila pero no te importa, el viento te estira del pelo, sonreís, sos toda una infancia, recuperada, la mía también esta ahí por eso te dejo, te veo, desde atrás del muro de viento, del otro lado del rio de concreto paralelo al rio.


*
mi karma es la lluvia

*
Tus pezones todavía se encienden de rojo en la oscuridad del sueño
hay imágenes que no cesan

*

es necesario empezar un diario: bahía, julio 2008. esa fecha parece el futuro pero todo sigue tan igual como siempre. Anoche he bebido hasta el hartazgo y en el bamboleo de la borrachera me rompí la cabeza contra un adoquín. Un muchacho me levantó, me llevo a su departamento, me limpió la herida de la cabeza mientras miraba sus libros, editoriales conocidas, autores que conocía pero que no leeré nunca. Como te llamas le pregunté y me dijo Fernando, que nombre de mierda le dije y se rió. Desapareció por un instante y se volvió con una bata roja de seda, su cuerpo era esbelto y tenía una erección que se marcaba en la bata. Sin decir mucho me invito una botella de vino que estaba hasta la mitad, cuando la levanté sobre mi boca se apresuró a desprenderme el pantalón y a chupármela, no aguante la risa y escupí el vino mientras el muchacho seguía en lo suyo, esta historia es conocida le dije y me mostró la dentadura con mi miembro rígido separándola. Le apreté la cabeza hacia adentro en el final y luego le dí una soberana golpiza hasta destrozarme las manos en su cara simétricamente perfecta. Con la botella un poco cargada y el miembro aun afuera, mire su cuerpo inconsciente tendido sobre las baldosas blancas, su sangre ganaba espacio lentamente o era su bata que se iba derritiendo, no estoy muy seguro, pero lo que si le dije: yo también soy un ladrón de bukowski, di la vuelta y me fui dando tragos, chocando las paredes de lado a lado por el largo pasillo

*


Extraviados estábamos en el suelo adormecido por las hormigas, en el grito ahogado de los árboles, tenía los tendones tan tiesos que cada caricia tuya me sacaba una melodía. Te dolía el cielo tan limpio en las venas celestes de los ojos, se retrataba todo ese cielo como un abrazo que desde ese día me atrevo a mirar cada mañana.


*

La carretera de los incendios
Veo la noche desde una botella, es negra brillante, es una serpiente.
Veo la noche, un canto como un aullido. Respirar tan hondo hasta que la inmensidad resquebraje los pulmones y luego dejarla salir libre entre el pasto hasta que corte filosa el asfalto gris como a una cinta de ceniza. Nuestras voces seguirán rectas hasta que ellas mismas decidan desvanecerse.
Hemos disparado una canción hacia el universo.
fernando acosta