miércoles, 17 de diciembre de 2008

LOS PAYASOS DEL FUMADOR

1.LOS PAYASOS DEL FUMADOR


Jajaja…pero mirad cuantos carnavalescos arlequines y mórbidos bufones le caben al fumador entre las pelusas de sus sienes, en los botones de sus camisillas y trepando por los dientes de su bragueta clausurada.

En medio de trajines laberínticos de oficina hay un banquillo (de acusados) de plazoleta para pitar y descansar de los grilletes, y en medio del acoso de los jefes homosexuales reprimidos y esposas histéricas hay un arbolito (patibulito) de plazoleta para aflojarse el nudo horca de la corbata al menos por unos minutos.

Jajaja…observad como los payasitos se le cuelgan de las orejas.

Parece que el fumador intenta fumigarse internamente con cada cigarrillo, y exterminar a los hombrecillos trapezoides que lo ridiculizan a diario.
Pero ¿Hay, por suerte, un banquillo de acusados o un patibulito para matarlos con la indiferencia aunque sea un rato? No señor. El fumador jamás matará a sus payasos. Que vaya, que vuelva al periplo de su condena necesaria, que sude sus camisillas viejas, que moje sus braguetas abandonadas, y que se limpie su brillante calva y que se fumigue hasta la muerte, la del payaso mayor, que cuando caiga él caerán todos sus bufones.
Jajaja…que cara de tristeza lleva el payaso mayor mientras fuma solitario. ¿Visteis que todos se ríen de los payasos pero el payaso nunca ríe?



2.BAJO SUS PROPIAS BABAS


Esperar a que el escupitajo se deshaga recién al colisionar contra el suelo es simplemente estúpido.
Ya en la caída, y sobre todo desde esta altura, la saliva se deshace en cientos de gotitas que, por suerte, son del tamaño de los transeúntes.
Una gotita para cada cabeza, y después dicen que no soy equitativo.
Igual no saben que lo que les moja es saliva; piensan que es lluvia, y nostalgian, componen canciones y hacen el amor inspirados por escupitajos.
La verdad es que la lluvia, en las grandes ciudades al menos (no puedo saberlo todo), no cae de las nubes sino de los edificios y es hasta bíblico el vaticinio de que grandes ciudades como New York, por ejemplo, queden sepultadas bajo las aguas, o bajo sus propias babas.
Ahí va otro salivazo. Le cae en la cabeza al señor gordo de bigotito francés que expone las palmas de sus manos hacia el cielo.
Él no me ve. No entiende una gota fría en una mañana calurosa y soleada. Trata de unir algunas nubes débiles pero le son insuficientes. Culpa al calentamiento global un suceso extraordinario como gotas de lluvia cayendo de un cielo tan limpio y celeste. Rascándose donde fue salpicado va pensando en el suceso. Se lo comentará con curiosidad a sus amigos. Se preocuparán y asombrarán.
“No se preocupe monsieur que sólo lo escupí para divertirme”.
Debo confesar que más de una vez sentí ráfagas frías en siestas infernales o gotitas en la cara en días despejados pero me gusta creer que son las consecuencias de haber, alguna vez, resoplado con fuerza o haber escupido, tontamente, para arriba.



3.JUNK


El sofá es nave especial.
Cañerías del cuerpo rotas.
Mi memoria se proyecta en la TV y hace zapping.
Control remoto de recuerdos remotos.
Ch1- Madre.
Ch2- Mi cara color rojo.
Ch3- Estática.
Ch4- Tórtolas Jugando en la tierra.
Ch5- Amores míos de algún verano.
Ch6- Duendecillos de parsec que formo con las manos.
Ch7- Ocasos reflejados en los ojos de Preciosa.
Ch8- “Nunca voy a dejarte” dicen unos labios rojos por el calor.
Ch9- Agujas.
Hay un abismo bajo los muebles que levitan y levita el tiempo en cada glóbulo rojo.
Minutos que van y vienen sin ninguna dirección.
Entra Preciosa dejando un sendero volátil de tubitos de plástico (son jeringas) y aparecen y desaparecen las baldosas frías bajo sus pies dormidos.
Ch15- Preciosa y yo de niños. Todo se detiene es ese recuerdo. Es un film de varias perspectivas de cuando jugábamos a escondernos de la siesta en la siesta compartiendo apretados, casi hermafroditas, hasta las sombras más delgadas.
Preciosa era regordeta y sus mofletes henchidos me invitaron a besarla por primera vez aquella siesta.
Al saltar juntos en cámara lenta se tornaban irresistibles sus incipientes bultos que obligaban de a poco al hambre de besarlos, de morderlos. Nunca me dijo que no. Siempre hice lo que quise. Siempre hizo lo que quise.
Ch16- Una flor de colores vivos.
Preciosa se mueve lenta y se sienta a la mesa.
Ch20, recall y 1 de nuevo-Veo nuestro cuadro presente en la pantalla. El volumen no puede bajarse y está al máximo, aplasta a todo otro sonido gritando como miles de granizos destrozándose en la chapa. Me muestra como Preciosa a mis espaldas se desploma rígida y aparece el suelo para sujetarla haciendo en el choque un sonido metálico de aguja, ella flaca, fría y gris como aguja (iría a levantarla pero temo que el suelo desaparezca de nuevo y caiga al abismo).
El televisor se apaga y es como cerrar los ojos. No se ve nada más que un puntito blanco en el medio del vacío.
No existe nada más ahora.
Quiero gritar el nombre de Preciosa pero no hay voz que salga ni labios que se muevan.
Sufrimos una desconexión de todo, de quedarnos en Stand By hasta despertar haciendo el sonido implosivo de la televisión al encenderse y ver qué de nuevo nos muestra la pantalla.



4.EL OTRO DUERME


“He visto que las cosas
cuando buscan su curso
encuentran su vacío”
(Lorca)


Se sienta frente al espejo que encarceló con focos de 40 y no es vedette de la calle Corrientes ni mucho menos diva de Brodway.
El otro duerme.
Delinea sus finas pestañas y espía como tic nervioso al cuerpo que respira entre las sábanas color verde manzana, es el otro que duerme.
A veces ha de pensar que cada trazo en su cara ruda pero femenina es un camino hecho de noches marcado mil veces por sus zapatos de plataforma. Recuerda no haber tenido es esas noches o caminos ni siquiera un espejo, sólo el reflejo invertido y tembloroso que le devolvían los charcos, reflejo exacto, devolución perfecta de su cara como en flashes tiritantes porque hasta su miedo constante se reflejaba.
En casa ya no hay miedos.
Las paredes son como un abrazo.
El hombre que respira entre las sábanas de manzana es un amuleto contra soledad.
El hombre duerme.
Delinea también sus labios. Los compara con la letra M, M de Mujer, M de Miedo, M de Mascara. El miedo es una tinta incolora que se tatúa en el alma, una lágrima que no cesa.
Piensa lo vano de las paredes. Cubre con fuerza sus labios de bermellón. Cubre su cara para disfrazarse pero no hay forma de esconderse del miedo.
El hombre ronca. No quiere que duerma, quiere que cumpla su papel de protector aunque lo sepa igual de frágil, igual eso no importa.
Se tira con bronca a su lado y lo despierta. El hombre ve unos ojos de invierno brillar entre rojos y grises y verdes. Seca sus lágrimas sin género. El llanto no tiene género. Cierra con los dedos unos ojos agotados y los entrega al sueño.
Ahora es el otro quien se levanta. Se sienta frente al espejo y, aunque no sea diva de Brodway, delinea delicadamente sus ojos. Mira el cuerpo desnudo que respira entre las sábanas verdes y sonríe. El otro duerme.




5.EVOLUTIONEM


En el norte
nació un ser tecnohermafrodita
con puertos de USB en la frente
y censores en vez de manos
y ojos de pantalla plana.
Más al sur nació otro
con filo de machetes en los brazos
un estomago minúsculo,
piel contra todo riesgo
y directamente sin ojos y sin sexo.
Los que están en el centro
miran desconcertados
la evolución del hombre.


FERNANDO ACOSTA (FORMOSA)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Fernando: Acabo de leer tus textos. Estoy aturdida. No dejes de escribir! Con más calma los voy a releer y agrego comentarios, no pude dejar de hacerlo ahora. Buenísmos todos.
Valeria

Anónimo dijo...

FERNANDO POR DIOS ME ENCNATO JUNK, SEGUI ASI

Anónimo dijo...

Me parece que ademas de junk, estos textos son jump, un salto al vacío, sin alas, sin nada que nos aminore la caída. el estampido final, que es la muerte, nos deja exhaustos, como despues de un orgasmo. trabajo del lenguaje para hablar para rato. muy eficases los textos. una aclaracion que me parecio vana nomas por ahi, despues, como recortados con bisturí

Anónimo dijo...

Sombrero al piso, con la misma fuerza que el escupitajo. Un abrazo!!! Álvaro, de La Rioja.

maria eugenia dijo...

Es que fernando, no me cansaré de decirlo, es un escritor cuántico, uno de esos que tienen un tokonoma en su pared para ver qué anda pasando en otras dimensiones. Me encantó junk, esos canales de tv, la ternura intensamente infantil y sexual de Preciosa.
keep writing

Fernando Acosta dijo...

hola. antes de que estos textos sean desplazados a "entradas antiguas" tengo que dar mis sinceros y respetuosos agradecimientos por estos tan hermosos comentarios.gracias