Canto a mi tierra querida,
mi voz grita tu venganza
de sequía y escasez.
Los cultivos ya son del viento,
el ganado pertenece al sol
y sólo quedan grietas
donde yacen mis lágrimas
junto con la sangre de mis antepasados.
¿Qué hicimos nosotros,
¡dueños de esta tierra!,
para que sus castigos padezcamos?
Y es que pagamos culpas ajenas
cuando fueron los señores
reyes de la impunidad
los que devastaron nuestro suelo.
Asesinaron a mis raíces
quedando sus almas
vagando en el abismo,
clamando sed de justicia.
¡Junto a ti, tierra árida!
Oh!!, mi tierra desnuda!
Y pensar que estabas vestida
con tus mejores colores.
Pero ahora mi sangre,
tu sequía y mis lágrimas
serán tu única compañía.
Anabela Gatani (Córdoba)
jueves, 23 de octubre de 2008
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