Un remero navega por el mar muerto,
En la brizna soledad,
Del tiempo detenido.
A lo lejos, atisba un montículo
Pero antes,
Debe cruzar esas aguas
Rosadas por la sangre.
Mira a los costados,
Mira hacia arriba…
Se percibe perdido en la nada,
En la profundidad misma
De su muerte.
Un remero navega
Por las aguas del mar muerto,
Siente la nostalgia en sí mismo
Y decide hundir su barca.
Autor: Darío Arístides Molina - “Píndaro”
jueves, 9 de septiembre de 2010
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